La sonrisa del llanero
LA SONRISA DEL LLANERO
La calma, marinero,
a veces, es un silente reposo pasajero.
Donde no hay interacciones,
con otras vidas ni con el alma;
no da ni engendra la vida, sólo es calma.
Ser marinero,
se lleva la palma
de estar bregando como un guerrero.
Usando aperos y jalmas,
para cultivar, amigo arriero;
una comunidad que tu diálogo encalma.
Tendrás la soledad del acero.
Eso si, en todo serás el primero.
Y un día, tu vida e historia algún poeta ensalma.
Porque aprendiste;
que la dificultad no te desalma.
Aún, al precio puñetero
de vivir como un solitario llanero.
Que a todos arregló la vida y le hicieron palmas.
Pero en el ocaso de lo desvivido, no conoció su propia alma.
Y es que nuestra naturaleza compañero
no proviene de un Dios solitario y justiciero
que arenga y despalma.
Sino de un Dios Trinitario, que tres personas entre si empalma.
Y tú, arriesgado aventurero.
Descubrirás que, como hijo, eres hierro y parte del herrero.
Vivirás, como marinero;
en lucha, con un mar bravo y fiero.
Pero habitado, por una familia o una comunidad, estarás feliz, pero austero.
Disfrutarás agradecido, de días de dicha, vestido con una talma.
Dedicado a mis amigos implicados socialmente en el sindicalismo, la política al servicio de los demás, el voluntariado o la lucha por la transformación social.