Ser vulnerable, como lo fué Polonio
SER VULNERABLE, COMO LO FUE POLONIO
Os presento uno de mis dibujos preferidos, se llama “Polonio” y lo tiene enmarcado y colgado una amiga en su despacho de Linares. Lo realicé a tinta china a finales de los 80.
Tuve la ocasión, no sólo de dibujar un retrato de Polonio, sino de fotografiarlo un sábado por la mañana, en la que se dejó fotografiar por mi, con toda generosidad, y por eso perdurarán, las fotografías que tomé de él, con mi vieja cámara de fotos Yashica electro 35 que aún conservo.
Estas imágenes y dibujo representan a Lucas, alias “El Polonio”. Era un personaje del siglo pasado, que se hacía ver en las calles de Linares, y un poco aduciendo a la expresión artística del personaje, yendo más allá del vagabundo y que siempre se ubicaba en los almacenes de Simago en la Calle Canalejas, y pedía limosna junto a su perro mientras cantaba.
Me llama la atención, porque en el vagabundo, siempre he visto reflejado el estado de pobreza. Un estado de carencia, de vulnerabilidad, que nadie desea para sí mismo.
El estado de pobreza, genera un miedo y bloqueo, miedo a ser pobres, a NO TENER, NO PODER, NO SABER, sobre todo pobres de dinero, y pobres de recursos; una pobreza que nos suma en la más vil de las miserias, en la que nuestro estado de necesidad nos haga vulnerables, incluso pobres y necesitados de recursos o del amor. Pobres de que nadie nos quiera como somos.
¿Quien no ha vivido alguna vez un estado de pobreza?
Pobreza personal ante una situación concreta. No sólo pobreza de recursos económicos. Una pobreza donde no teníamos, no podíamos, no sabíamos para responder a una situación dada.
Sin embargo, hay quien prefiere, aceptar que el mejor momento de nuestras vidas es cuando lo tenemos todo: [el amor, la belleza, el poder, el prestigio o el aprecio de muchos, la riqueza…], o al menos no nos falta algo que necesitamos tener, incluso cuando sabemos aquello, que nos hace destacar, por saber las respuestas, por saber los atajos, las estrategias, por saber el conocimiento que nos hace ser buscados y admirados. Y por último, creemos que además lo mejor es poder siempre, tener el poder para influir, para que dependan de nosotros, pero no depender nosotros de nadie.
¿Que pasa cuando no es así? Cuando no tenemos lo que necesitamos, no sabemos la respuesta o la manera, y no podemos lograr lo que nos proponemos. ¿Nos sentimos en un estado de pobreza?
De alguna manera si. Pero hay quien en vez de querer huir, a toda costa, de ese estado, entiende que el estado de pobreza, cuando se da en la vida, es un momento, para ser amado, para recibir, para de alguna manera, en nuestra vulnerabilidad y debilidad, en vez de ser débiles, nos hacemos fuertes.
¿Por qué se da ese misterio?
Un misterio, en que por medio de la pobreza y la humildad, el amor se hace fuerte en nuestras vidas débiles y vulnerables.
Y es que sólo así, en ese estado en que nos sentimos, que no tenemos, no sabemos y no podemos, es cuando podemos ser llenados desde el amor, de lo que necesitamos. Es cuando necesitados, el amor se vuelca en nosotros, a través de amigos, familiares y providencia.
A veces ser como un vagabundo, o estar en estado de pobreza, nos permite captar el amor en nuestras vidas, no rechacemos esto. No sería necesario, si en nuestra meditación diaria, nos preguntamos, ¡donde ha pasado hoy el amor por mi vida? Nos referimos a aquél amor que nos hace libres.
“Pero él me dijo: “Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza”. Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mi la fuerza de Cristo. Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil entonces es cuando soy fuerte” 2 Corintios 12-9,10
Polonio finalmente fue acogido en una residencia por la asociación Taus.
*Dibujo” Polonio” Tinta China sobre papel. Autor: Pedro Torres